Los niños se han convertido en entes de consumo televisivo

21 09 2008

Iván Olguín y Valeria Mesina, productores de programas infantiles y de títeres, lamentan la ausencia de valores éticos en la pequeña pantalla

 

PABLO R. GUARDADO/GIJÓN   LA NUEVA ESPAÑA   21-3-2007

«Los criterios que mandan a la hora de emitir programas infantiles son los económicos. El niño, de esta forma, se transforma en un objeto manipulable al que captar la atención para convertirlo en un consumidor de un programa. Los niños se han convertido así en entes de consumo». Iván Olguín, productor de programas infantiles para televisión, criticó ayer la ausencia de programas educativos para los más pequeños de la casa, así como los valores que se muestran tanto en la pequeña como en la gran pantalla. Fue durante una charla titulada ‘La televisión: de la seducción a la manipulación’, organizada por la Casa Cultura y Solidaridad, que tuvo lugar en el Ateneo Obrero de La Calzada y en la que también participó su esposa, Valeria Mesina.


El matrimonio chileno, afincado en Asturias, cuenta con una dilatada experiencia en la producción de programas infantiles, como demuestra su colaboración con el histórico ‘Barrio Sésamo’, para el que realizaban animaciones con plastilina, o su proyecto con Producciones Valivan, donde también se han aventurado con los títeres. Dicha experiencia les ha servido para comprobar la existencia de un «cambio generacional», como califica Mesina, en el que la incorporación de la mujer a la vida laboral ha llevado a delegar la educación de los niños en el colegio o la televisión.


«El niño ve la televisión mayoritariamente solo. No tiene contraste de lo que ve con los adultos, que ni le acompañan ni le explican. Los padres piensan que si emiten un programa infantil, éste será el adecuado para esa edad. Y no siempre es cierto, porque el único fin que se busca en televisión es el entretenimiento», comenta Olguín. A esto se le añade que la primera intención de los canales «es el tener unos índices de audiencia muy altos que deriven en unos niveles de ingresos grandes», lo que lleva a las productoras a jugar con técnicas que eleven el nivel de intensidad en emociones del niño para que éste escoja su programa, sin importarle los valores que transmitan.


De esta forma, los programas que se emiten en televisión para los niños no recogen los valores adecuados y «dan un modelo de actuación frente a la autoridad que es nefasto», comenta la pareja, que apunta como ejemplo negativo la serie japonesa de dibujos animados ‘Shin-Chan’. Eso también sucede en los programas para adolescentes, «donde los padres son carcas y absurdos», destaca Mesina.


En opinión de ambos, «no existe voluntad política ni interés de los canales por hacer programas morales» y abogan por la defensa de los valores cristianos, poniendo como ejemplo la labor de la cadena estadounidense EWTN. Sin embargo, lamentan la dificultad de llevar adelante proyectos debido a la eleveda inversión que suponen. «Producir un programa de media hora de ‘Barrio Sésamo’ costaba 30 millones de pesetas», asegura Olguín.

 


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Un comentario

10 05 2009
Jose Pablo Keymer

Marav illoso lo que hacen Ivan y Valeria.

Los conocí en Viña del mar, recien casados y partiendo a España a devolver valores, que nos trajo la madre Patria y que parecieran ir en retirada.

Felicitaciones un abrazo

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