Hoy se cuestiona la eficacia en la educación alimentaria de los niños de esta estrategia utilizada durante años
«Si te comes la verdura, podrás tomar el postre». Según J. Odgen, catedrática de la Universidad de Surrey en el Reino Unido, «aunque los padres utilizan este método para animar a sus hijos a que coman verduras, las pruebas muestran que esto puede incrementar aún más las preferencias de los niños por el postre, pues el emparejamiento de dos comidas se traduce en que la comida de ‘recompensa’ se considere más positiva que la de ‘acceso’ a ella».
Por ELENA PIÑEIRO . Revista Consumer, Fecha de publicación: 10 de febrero de 2009
Una de las investigaciones realizadas sobre este tema es la que han llevado a cabo expertos británicos de la University of Wales, en Bangor, que concluye que las recompensas alimentarias pueden servir, siempre que el niño no piense «me están ofreciendo un premio por tomar la verdura, luego la verdura debe ser algo intrínsecamente malo».
Cómo manejar los rechazos de la comida
En un entorno como el nuestro en el que se han puesto en marcha programas de salud tan ambiciosos como el de Frutas y verduras: Cinco al día para aumentar el consumo de estos alimentos entre los niños, y donde paradójicamente se dan unas estadísticas de consumo alejadas de esa ingesta recomendada, son los padres y los educadores escolares los que necesitarían una guía basada en la investigación científica, para aprender a manejar el temido rechazo a la comida y a incrementar las preferencias por los vegetales.
El objetivo son los niños, ya que los hábitos alimentarios que se forjan durante los primeros años de vida probablemente se establecerán en la vida del adulto. A los padres les preocupa que sus hijos coman de todo y, sobre todo, frutas y verduras que, por consenso internacional, están clasificadas como alimentos cardiosaludables y protectores de numerosas enfermedades, entre ellas las degenerativas como el cáncer.
Frente a la preocupación y el estrés que se crea cuando un pequeño rechaza de pleno estos nutritivos alimentos se han desarrollado múltiples estrategias caseras que han pasado de la mesa del comedor al laboratorio de los centros de investigación para evaluar su eficacia.
Una de las estrategias más extendidas en su uso es la comida como recompensa: «Si te comes las acelgas podrás tomarte el helado». Otros métodos son los restrictivos: «No puedes comer hamburguesas»; y otros los que animan a la ingesta: «Hay que acabar toda la comida que está en el plato».
Según un artículo publicado en la revista científica «Eating Behaviors», realizado por miembros del Departamento de Psicología de la Yale University, en EE.UU., estas conductas normativas de los padres pueden influenciar los hábitos alimentarios para toda la vida adulta. Según las autoras, es necesaria una investigación más extensa sobre el tema para poder informar a los padres y ofrecerles recomendaciones sobre el uso de la comida en el control de la conducta alimentaria de sus hijos.
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